El presidente de la Asociación Gallos de Pluma del Curueño, Tomás Gil, insta a las instituciones a controlar a las aves, ya que si esta situación se alarga podría repercutir directamente en el desarrollo del turismo y la pesca

«Los cormoranes nos están comiendo las truchas y ello puede repercutir en el turismo de pesca y en la cría del gallo de pluma», de esta forma mostraba su malestar el presidente de Gallos del Curueño, Tomás Gil, quien al mismo tiempo aducía que la faceta fundamental que deben de adoptar las administraciones ahora es la eliminación del cormorán, dado que en la actualidad, según Tomás Gil, existe una población de más de 10.000 aves de esta raza que cada «día se comen al menos un total de 750 gramos de trucha, lo que supone un caos total para la supervivencia de la trucha, sobre todo en el río Curueño».

Tomás Gil quiere hacer un llamamiento para que esta especie sea eliminada de forma inminente «para poder llegar a conseguir un río truchero, que repercutiría directamente en una de las claves del municipio del Curueño, al contar con la única pluma de gallo autóctono que sirve para el montaje de la mosca y que además en este año, se ha podido contemplar la variedad de pluma con más valía y calidad desde hacía ya varios años. Ahora, ya se palpa el auténtico sello de calidad», declara.